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Un uso inadecuado de estos cuatro elementos de nuestro vehículo puede resultar fatal en cualquier desplazamiento. Unos neumáticos en mal estado tienen serias consecuencias: pérdida de adherencia a la carretera, riesgo de aquaplanning, mayor consumo de combustible e incluso puede acarrear sanciones legales.

El signo externo más característico de desgaste es la profundidad del dibujo del neumático. Si esta baja de los 1´6 mm, el conductor se ve expuesto a una multa de 600 euros.

Según un experimento de Friststop realizado con un Golf V2, a 80 km/h en una pista con asfalto mojado y con una profundidad del dibujo de 8 mm, la distancia de frenado es de 53´6 m. Mientras que con una profundidad de 1´6 mm, la distancia aumenta hasta los 70m.

Otro factor de capital importancia es la presión. Conviene comprobarla con cierta frecuencia, pero siempre con los neumáticos fríos. Una presión incorrecta acelera el desgaste de la rueda y se convierte en la principal causa de reventón. Resulta también fundamental respetar el índice de caga marcado por el fabricante. Sobrepasándolo se incurre en un excesivo esfuerzo para el caucho.

Si una parte de neumático, centro o bordes, se desgasta más que el resto, es posible que se deba a un problema mecánico de alineación de las ruedas o una presión no acorde a la recomendada.

Se recomienda inspeccionar el neumático anualmente si este supera los cinco años. Y cambiarlos si tienen, como máximo, diez años.

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