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Quien va a solicitar tarjeta de crédito tiene dos opciones fundamentales, ya que puede acudir a una entidad financiera en la que tenga cuenta abierta o bien acudir a otra entidad de las que admite dar tarjetas de crédito sin la necesidad de tener cuenta abierta en la entidad.

En la primera de las opciones, puede que la concesión de la tarjeta de crédito sea más sencilla ya que la entidad financiera ya tiene un historial crediticio previo de cómo se comporta el solicitante como cliente, cosa que no ocurre en el segundo caso.

En caso de optar por una entidad que admita domiciliación externa o sea, no tener cuenta abierta, el proceso de análisis de riesgo para conceder la tarjeta de crédito es más riguroso, al carecer de información detallada de cómo es el solicitante como cliente y en caso de concederla, la cuota mensual que debe de devolver el titular se domiciliará como un recibo en la cuenta que designe el titular de la tarjeta.

En cuanto a las formas de pago, no suele haber diferencias, ya que por norma general dos son las formas de pago que admiten las tarjetas de crédito: al contado al final de mes o bien fraccionado en cuotas mensuales lo que se haya gastado el mes anterior.

La forma de pago elegida se realizará al solicitar tarjeta de crédito aunque se puede cambiar a lo largo del mes sin ningún problema.

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