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Las tarjetas como medios de pago denominado como dinero de plástico, cogieron un gran auge en la década de los noventa del siglo pasado y se mantiene su uso hasta el día de hoy porque suponen una mayor comodidad a la hora de realizar pagos y compras.

Las tarjetas que tenemos en el mercado financiero en atería de pagos serán de dos tipos: de débito o de crédito.

Las primeras son las que de forma instantánea son cargadas en la cuenta asociada cuando se realiza uso de las mismas. No suponen ningún tipo de crédito y si el titular no posee saldo en cuenta no se podrán usar ni para realizar pagos ni para sacar efectivo de los cajeros automáticos.

Las segundas, salvo excepciones que pueden usarse como de débito, siempre funcionan como tarjetas a crédito, es decir, que el cargo o uso de la tarjeta no se hace de forma inmediata en la cuenta asociada, si no se cargarán en esta de una posible doble forma: por un lado se puede determinar que se carguen a final de mes y todo lo que se haya usado durante el mes anterior. Por otro se puede decidir que se pase mensualmente a la cuenta una cantidad determinada de dinero o un porcentaje del saldo que se haya usado del crédito. En ambos casos hablamos de formas de pago crédito.

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