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Aunque son muchos los que creen que los precios coches nuevos son algo determinante a la hora de optar por un coche nuevo o de segunda mano, no es realmente así. Lo que si encarece mucho y ‘echa para atrás’ la compra de coches nuevos es el excesivo pago de impuestos que hay que realizar en el momento de la compra.

Y es que al precio que te deja el fabricante al salir de su fábrica y llevarlo al concesionario ya hay que añadirle el 21% de IVA, importe que cualquier particular ya da por perdido en el momento que su coche sale del concesionario.

Si a eso le sumamos los impuestos de matriculación, el impuesto de vehículos de tracción mecánica y el seguro (que al ser nuevo el coche casi seguro que será a todo riesgo), hace que lo caro no sean los precios coches nuevos, sino todos los gastos que esta compra lleva aparejada.

Ayudas gubernamentales dadas por los Gobiernos para fomentar la ventas de coches nuevos directamente al cliente final, son las soluciones que se han estado planteando y que, pese a dar resultados positivos, muy lejos quedan los resultados realmente deseados.

Algo falla en la determinación del precio final de un coche nuevo al llegar al comprador final y sería bueno analizarlo en profundidad.

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